En condiciones de reposo se producen unos 50-70 impulsos eléctricos por minuto, y consiguientemente el mismo número de latidos, y con un ejercicio extremo se pueden alcanzar unos 170 ó 200, dependiendo de la edad y otras circunstancias. En un corazón normal, solamente hay una conexión entre las cámaras superiores (aurículas) y las inferiores (ventrículos), y cada impulso que se produce en el nodo sinusal se extingue tras haberse propagado hasta los ventrículos.
Una arritmia es una alteración del ritmo cardiaco como consecuencia del fallo de alguno de los componentes del sistema eléctrico del corazón. Las arritmias se dividen fundamentalmente en dos grupos: las arritmias lentas o bradiarritmias y las arritmias rápidas o taquiarritmias. Los latidos prematuros o extrasístoles también se consideran arritmias. Las arritmias, a su vez, pueden ser paroxísticas si aparecen y desaparecen espontáneamente, es decir, se presentan en crisis, y persistentes si se mantienen de forma indefinida, de modo que es necesaria una intervención médica para recuperar el ritmo sinusal.