Síncope

El síncope se define como una pérdida transitoria de la conciencia y del tono postural originado por una rápida disminución del flujo sanguíneo cerebral. Las causas del síncope son muy diversas.

En la mayoría de los casos que se presentan en la población general, el síncope se produce por un reflejo del sistema nervioso vegetativo que origina una simultánea disminución del pulso y de la presión arterial.

Este mecanismo de síncope se denomina vasovagal y en muchos casos se presenta de forma recurrente en sujetos predispuestos y suele carecer de implicaciones.

Sin embargo, en pacientes que padecen enfermedades cardíacas (infarto antiguo, miocardiopatías, etc) el síncope puede estar ocasionado por algún tipo de arritmia. Aunque improbable, este mismo origen puede darse en personas aparentemente sanas, pero que padezcan algún tipo de trastorno eléctrico subyacente del corazón aunque no haya sido diagnosticado. La clave en una persona que ha sufrido un síncope es determinar su causa y cuando ésta no pude confirmarse con plena certeza –algo relativamente frecuente- al menos debe descartarse un origen arrítmico.

La importancia de determinar si un trastorno del ritmo cardíaco es la causa del síncope es doble: en primer lugar, porque según la arritmia podrá establecerse un tratamiento efectivo (p ej un marcapasos para resolver síncopes por bloqueos del impulso eléctrico) y en segundo, porque los síncopes arrítmicos pueden comprometer la vida del paciente ya que en ciertas enfermedades cardíacas el síncope puede ser presagio de una futura muerte súbita. En este contexto, por tanto, resulta vital determinar la presencia de alguna enfermedad cardíaca estructural subyacente (a veces desconocida), la posible detección de anomalías en el electrocardiograma, comprobar los antecedentes familiares, etc. Sobre estos supuestos se iniciará el enfoque diagnóstico y terapéutico apropiado.